Todos sabemos que existe una relación de los felinos con el agua no muy buena. Y seguramente los has visto huir ante la primer gota de agua que los toca, lo que nos da a entender que el agua no les gusta para nada. A fin de cuentas, el agua es un elemento que genera reacciones en ellos, en su pelo, en su piel y en su temperatura corporal. Tomando esto en cuenta, parece suficiente para justificar este rechazo.
Realmente los gatos reaccionan ante el agua por su extrañeza y desconocimiento. Históricamente, los felinos percibían el agua como un bien escaso, poco presente en su entorno. A medida que fueron domesticados, el agua comenzó a ser un elemento presente y cotidiano. A diferencia del significado para los humanos, para los gatos el agua no es sinónimo de limpieza.
Los gatos tienen sus propios mecanismos de limpieza ya que cuentan con un tipo de saliva que elimina la grasa, y su lengua tiene una textura rugosa que les facilita acicalarse, deshaciéndose de la suciedad de su pelaje, sin necesidad de pasar por el chorro de agua. PERO, esto no les impide disfrutar del agua, en términos de entretenimiento y juego.
Ahora que sabes esto, es importante que tu gato no perciba el agua como un peligro, sino como una opción más para curiosear y disfrutar a su antojo. Este reforzamiento positivo es indispensable en los primeros meses de vida, ya que la forma en la que tu gatito conozca el agua va a determinar su relación con el elemento por el resto de su vida.
A continuación te damos algunos tips para que tu gatito no se asuste con el agua:
Acostúmbralo al agua desde pequeño. Esto logrará minimizar su miedo al baño de manera gradual. Es muy importante que no lo sumerjas en un balde de agua, pues esta experiencia no será positiva ya que sentirá que se hunde.
Utiliza un vasito y agua tibia, mojándolo poco a poco, sin mojar cabeza, ojos ni orejas. Hazlo poco a poco y observa cómo reacciona. Si se inquieta acarícialo y háblale, deja que se vaya acostumbrando de manera relajada y sin prisa.
Terminando el baño, seca muy bien con una toalla. No uses secadora ya que el sonido puede ser muy fuerte. Cepilla suavemente mientras secas. Una vez que la toalla haya absorbido gran parte de la humedad, deja que se seque a temperatura ambiente.
Si logras estos pasos tu gatito pronto se acostumbrará a que lo bañes de manera habitual. Recuerda que no todos los gatitos reaccionan igual, depende de ti aprender a leer a tu gatito para que comprendas cuando no está cómodo. Es muy importante crear una buena primera impresión de lo que es el baño para que lo asocie con algo divertido y satisfactorio.
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